Ha publicado varios libros sobre el tema de la política, entre los que destacan: Fuera del Centro; Cambio político y gobernabilidad, y La democracia pendiente. El principio fundamental de la democracia es la participación de la ciudadanía en las decisiones políticas del país. Pero ocurre que un gobierno así no podría existir: aun en las mejores condiciones de disponibilidad de recursos, las demandas de la sociedad tenderían a aumentar mucho más de prisa que la verdadera capacidad de respuesta de los gobiernos. Como nacemos en democracia, pensamos que siempre fue así. Lo que quiere decir que los propósitos de la organización colectiva sólo excepcionalmente coinciden a plenitud con los objetivos particulares de los individuos que la conforman: entre las razones que animan a cada persona a participar, y las que produce una organización de seres humanos, hay un puente tendido de pequeñas renuncias individuales. De acuerdo con esas prohibiciones, los diputados llegan a serlo por la votación parcial de los ciudadanos, sin duda, pero una vez en el parlamento han de representar a toda la nación. Escuchar: ¿Democracia Participativa en Chile? 9) Por el contrario, los niveles de participación muy elevados pueden actuar en detrimento de la democracia si tienden a politizar un alto porcentaje de las relaciones sociales. No obstante, la participación es siempre, a un tiempo, un acto social, colectivo, y el producto de una decisión personal. Mientras el oficialismo espera la convocatoria a sesiones extraordinarias que debe mandar aún Casa de Gobierno, JxC analiza sentarse en la Comisión de Juicio para defender a la Corte en un . Sidney Verba - a quien ya citamos antes - y Gabriel Almond trataron de ofrecer, en los años sesenta, una tipología para distinguir las diferentes graduaciones de lo que ellos llamaron la cultura cívica; es decir, la voluntad explícita de los individuos para participar en los asuntos públicos. Y ahora mismo, uno de los problemas teóricos y prácticos de mayor relevancia en las democracias occidentales consiste en evitar que las grandes organizaciones partidistas se desprendan de la vida cotidiana de los ciudadanos. Pero todavía no hemos aclarado el último punto: que no todas las formas de participación conducen a la civilidad ni a la democracia, ni tampoco que el hecho de participar en actividades públicas debe conllevar una cierta ética: una carga de valores que no sólo deben ser exigidos de los gobiernos, sino de todos y cada uno de los ciudadanos que dicen participar en favor de la democracia. Primero invadieron la sede del Congreso Nacional, luego el Palacio del Planalto, sede del ejecutivo, y finalmente el edificio de la Corte Suprema de Justicia. Es colaborador permanente, entre otros medios nacionales y especializados, del periódico La Jornada y de la revista Nexos. En este capítulo revisaremos algunas de las razones que explican esa paradoja aparente: la participación como un método que le da vida a la democracia, pero que al mismo tiempo suele complicar su existencia. Pero es preciso distinguirla de otras formas de acción política colectiva: quienes se rebelan abiertamente en contra de una forma de poder gubernamental no están haciendo uso de sus derechos reconocidos, sino luchando por alguna causa especifica, contraria al estado de cosas en curso. De modo que en esas ciudades tampoco había conflictos entre mayorías y minorías, pues las decisiones se tomaban por consenso. Para saber que un régimen es democrático, pues, hace falta encontrar en él algo más que elecciones libres y partidos políticos. LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN En otras palabras: la participación es indispensable para integrar la representación de las sociedades democráticas a través de los votos, pero una vez constituidos los órganos de gobierno, la participación se convierte en el medio privilegiado de la llamada sociedad civil para hacerse presente en la toma de decisiones políticas. Más allá de lo expresado en papel, el ejercicio democrático tiene que consolidarse para que realmente haya democracia. Subrayo que era un obstáculo ideológico, porque en la gran mayoría de los países del mundo la democracia sigue siendo todavía una aspiración. Aquella idea no distinguió clases sociales ni diferencias raciales, pero ya habían pasado los tiempos - si es que alguna vez los hubo realmente - en que el pueblo podía presentarse en una asamblea pública a tomar decisiones. Chile es, actualmente, un país democrático. La democracia indirecta o representativa es un sistema de gobierno donde el poder de las personas se ejerce a través de representantes. Political Attitudes and Democracy in Five Nations, Princeton Ciertamente, el primer puente que une a la representación política con la participación de los ciudadanos en los asuntos comunes es el voto. Participa en acciones que promueven el bienestar común es que proponga y gestione iniciativas vinculadas con el interés común y con la promoción y defensa de los derechos humanos, tanto en la escuela como en la comunidad. Savater, Fernando, Política para Amador, Ariel, Madrid, 1992. Pero tampoco lo son las movilizaciones ajenas a la voluntad de los individuos: las marchas que solían organizar los gobiernos dictatoriales, por ejemplo, aun en contra de la voluntad de 105 trabajadores que solían asistir a ellas, tampoco constituían ninguna muestra de participación ciudadana. De acuerdo con la Ley de Participación Ciudadana de la Ciudad de México, publicada en la Gaceta Oficial el 12 de . Por la calidad de su contenido y su forma de exposición, este número de la colección seguramente alcanzará el propósito de difundir y afianzar la cultura democrática, compromiso y vocación del Instituto Federal Electoral. Conclusiones: políticas públicas para la democracia. De ahí que los diccionarios nos anuncien que sus sinónimos sean coadyuvar, compartir, comulgar. Estos últimos forman además los criterios de legitimidad sobre los que se justifica la actuación de cualquier gobierno: las razones - más o menos abstractas -que hacen posible que los ciudadanos crean en el papel político que desempeñan sus líderes. Aristóteles, La política, Porrúa, México, 1985. 221-226 regreso, 4 Giovanni Sartori, Elementos de teoría política, Alianza La democracia que defendieron los llamados revolucionarios liberales no era una democracia acotada a las fronteras estrechas de una pequeña comunidad, sino otra destinada al gobierno de naciones enteras. Eventualmente, por sus contactos frecuentes con algún dirigente de la vida política activa; por sus contribuciones monetarias a la causa que tiene sus simpatías; o por participar abiertamente en reuniones con propósitos políticos definidos. Lo que significa es que todos los ciudadanos han aceptado los procedimientos que supone la democracia. Por fortuna, frente a esa doble tendencia partidista a la exclusión y al mandato imperativo, la misma democracia ha producido anticuerpos: otros medios para impedir que esas tendencias destruyan la convivencia civilizada. La autoridad del gobierno también se deriva de la . Es una invocación democrática tan cargada de valores que resulta prácticamente imposible imaginar un mal uso de esa palabra. No era que los filósofos prefirieran siempre que el pueblo se mantuviera al margen de los asuntos de la política, sino que veían con temor que las leyes pasaran inadvertidas para una confusa asamblea de multitudes beligerantes. Entre los estímulos que produce el ambiente político y la predisposición de los individuos a participar hay una amplia zona de grises. Ambos términos se requieren inexorablemente. Es una condición de principio que, al mismo tiempo, sirve para reconocer que los ciudadanos han adquirido el derecho de participar en las decisiones fundamentales de la nación a la que pertenecen. La palabrapartici4>ación ha ido cobrando así nuevas connotaciones en la administración pública de nuestros días. De ellas, tal vez entendamos mejor su significado negativo, lo que no son, pero esa es ya una vía para conocerlas. Hoy es casi imposible concebir a la democracia sin la intermediación de los partidos políticos. La democracia es una forma de gobierno en la que se plantea que el poder político es ejercido por los individuos pertenecientes a una misma comunidad política, es decir a los ciudadanos de una nación. La solidaridad, en cambio, quiere abarcar a la sociedad, pero sobre todo pretende surgir de ella. How and why do People Get Involved in Politics?, Rand McNally, Chicago, 1965. En la democracia directa, a diferencia de la representativa, es el ciudadano, de forma personal e individual, el que tiene voz y voto en . Aunque tiene raíces muy profundas en la historia, nuestra democracia no existió siempre. Sin duda, se trata de uno de los medios públicos de mayor importancia. Por supuesto, es indispensable la más nítida representación política de la voluntad popular -y para obtenerla, hasta ahora, no hay más camino que el de los votos y el de los partidos organizados-, pero al mismo tiempo es preciso que en ese régimen haya otras formas de controlar el ejercicio del poder concedido a los gobernantes. Comunidad indígena de BC denuncia el fallecimiento de 2 mil integrantes por Covid, Autos chocolate: una promesa presidencial al borde de la corrupción, Promete diputada Julia Gonzalez presupuesto suficiente a Universidad Intercultural de BC, Inauguran estación de monitoreo de aire en Consulado de EU, Apoya Grupo Aries las actividades deportivas para fomentar una mejor sociedad, Abre IBERO Tijuana convocatoria para estudiar posgrados, Avanza la impugnación de candidato LGBT a regiduría panista. Con frecuencia se recuerda que Aristóteles, por ejemplo, pensaba que se trataba de una mala desviación del régimen republicano: una desviación demagógica, puesta al lado de la oligarquía y de la tiranía como formas perversas de gobernar las ciudades. Pero ocurre que la mayor parte de las personas suele luchar por satisfacer sus intereses y sus necesidades individuales antes que permitirse el sacrificio por los demás. Sin elecciones, simplemente no habría democracia. En las democracias actuales abundan los ejemplos que ilustran esa clase de desencuentros. de Administración para el Desarrollo (CLAD), Caracas, 1991, p. 56 regreso, 11 Lester W. Y en la mayor parte de los casos, son esas necesidades e intereses privados los que mueven a los seres humanos a emprender actividades conjuntas con otros: los que empujan a la participación ciudadana. La idea clave que dio paso a la democracia moderna - no lo perdamos de vista - fue la soberanía popular. El referéndum es el proceso mediante el cual los ciudadanos manifiestan su aprobación o rechazo a las modificaciones, reformas, adiciones o derogaciones de la Constitución del Estado, las leyes o decretos que expida el Congreso del Estado, y los reglamentos que sean trascendentes para la vida pública. Ellos son los encargados de tomar las decisiones que requiere el país. En efecto, la idea de la solidaridad, siendo tan antigua, tiene que recrearse en el futuro. Peschard, Jacqueline, La cultura política democrática, Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática, núm. The Civic Culture. En las democracias la pregunta fundamental no siempre es ¿quién debe gobernar?, pues la respuesta alude invariablemente a la voluntad popular expresada en las urnas: debe gobernar quien gane los votos del pueblo. De acuerdo con esa clasificación, sólo los miembros de la última categoría se sentirían llamados a una verdadera participación ciudadana y sólo ellos le darían estabilidad a las democracias. Iniciará el tour ciclista “La vuelta por la 4T en Ensenada”, recorrerá todo el país. © aleph.org.mx 2021 Todos los derechos reservados. regreso, 22 Octavio Paz, la pirámide de la política, que se estrecha demasiado en la cúspide, normalmente no lo permite. Además, también hay marchas en Nueva York, Buenos Aires, Berlín y Barcelona, entre otras ciudades del . En los regímenes de mayor estabilidad democrática no sólo hay cauces continuos que aseguran al menos la opinión de los ciudadanos sobre las decisiones tomadas por el gobierno, sino múltiples mecanismos institucionales para evitar que los representantes electos caigan en la tentación de obedecer exclusivamente los mandatos imperativos de sus partidos. Pero quien las gana debe saber que no sólo representa a sus electores sino a todos los ciudadanos. El primer problema que se afrontó fue la calidad misma de la representación: ¿a quiénes representaban los miembros de los nuevos parlamentos del mundo moderno? La participación, pues, no es suficiente para entender la dinámica de la democracia. En términos históricos los partidos políticos tienen una reciente vinculación con la democracia. Para el lector Son éstas las virtudes indisociables de la democracia. Camps, Virtudes públicas, EspasaCalpe, Madrid, 1990. La democracia es un sistema de gobierno, que permite que la ciudadanía exprese su opinión y sea escuchada. … Plebiscito. No es frecuente, sin embargo, que los espectadores se conviertan eñ dirigentes. Entre la actitud ética y la actitud política hay ciertamente diferencias notables: "la ética es ante todo una perspectiva personal (mientras que) la actitud política busca otro tipo de acuerdo, el acuerdo con los demás, la coordinación, la organización entre muchos de lo que afecta a muchos. Por medio de ellas podemos participar activamente en las actividades públicas sin ser parte de algún partido político. Conservar un cierto equilibrio entre la participación de los ciudadanos y la capacidad de decisión del gobierno es, quizás, el dilema más importante para la consolidación de la democracia. Convertirla en algo más que una sucesión de elecciones y, de paso, enlazar los procesos electorales con las decisiones políticas cotidianas. "Los decretos del pueblo - escribió Aristóteles - son como los mandatos del tirano", porque pasan siempre por encima de las leyes válidas para todos los ciudadanos. Pero mientras baja la espuma, el desequilibrio de la ecuación se acentúa por la acumulación de expectativas que, por lo demás y por su propia naturaleza contestataria, tienden a confundir la participación con la movilización. Responsables ante nosotros y ante los demás, pues el propio régimen de libertades que hace posible la participación es, al mismo tiempo, su primera frontera. La democracia formal costarricense ha sido superada por unos poderes reales o fácticos, que han logrado eludir las formas legales e institucionales para imponer las decisiones que favorecen sus intereses. Ya no son los viejos programas gubernamentales que se consideraban responsabilidad exclusiva de los funcionarios nombrados por los líderes de los poderes ejecutivos, sino políticas en las que la opinión de los ciudadanos cuenta desde la confección misma de los cursos de acción a seguir, y también durante los procesos que finalmente ponen en curso las decisiones tomadas. Y nunca se da en forma pura: así como el "ciudadano total" es una utopía, también es prácticamente imposible la participación idéntica de todos los individuos que forman las sociedades de nuestros días. En la democracia representativa, los ciudadanos gozan de libertad política, ya que pueden elegir libremente a sus representantes. Y de aquí el segundo dilema del término: la participación no puede darse sin una distribución desigual de aportaciones individuales, ni puede producir, invariablemente, los mismos resultados para quienes deciden "formar parte" de un propósito compartido. 4. Luis F. Aguilar Villanueva, El estudio de las políticas públicas. De hecho, el auge que han cobrado muchos de los mecanismos participativos en nuestros días no se entendería cabalmente sin asumir la crítica paralela que se ha formulado a ese otro concepto. ¿Y los apáticos? la participación ciudadana podía, en fin, producir insumos al sistema político en su conjunto, o simplemente reaccionar frente a los productos de ese sistema. Verba, Sidney y Gabriel Almond, The Civic Culture. El difícil equilibrio entre el régimen político en el que se desenvuelve la participación de los ciudadanos y las innumerables razones que empujan a las personas a tomar parte de una acción colectiva ofrecen razones suficientes, sin embargo, para reconocer la complejidad del entramado que esos dos elementos suelen producir. University Press, 1963 regreso, 15 Ibid., pp. 2, Instituto Federal Electoral, México, 1994. Veremos primero su relación tensa pero constante con la otra idea democrática, la de representación, y echaremos un vistazo a su evolución. En 2021 cada minuto nacieron cuatro personas en México, ¿cuál fue el mes con más registros? No es fácil que el entorno político genere suficientes estímulos para convocar la participación de todos los ciudadanos como espectadores activos, ni mucho menos que todos asuman liderazgos individuales al mismo tiempo. Y ahora debo agregar que esas razones nunca se dan de manera lineal: los ciudadanos casi siempre cumplimos ambos roles de manera alternativa, tanto como los gobiernos están obligados a buscar un cierto equilibrio entre el cumplimiento de las demandas formuladas por la sociedad y la necesidad de ejercer el poder. es el instrumento a través del cual el Ejecutivo del Estado, el Congreso y los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores de la entidad, someten a consideración de la ciudadanía por medio de preguntas directas temas de amplio interés en el Estado. la participación podía ser simbólica o instrumental, tomando en cuenta las distintas formas de aportación individual a las tareas de la organización, o verbal y no verbal. La participación entendida como una relación "operante y operada", como lo diría Hermann Heller, entre la sociedad y el gobierno: Y de ahí también que el acuerdo básico esté en la aceptación de los procedimientos electorales: los ciudadanos pueden participar en la elección de sus representantes políticos, pero al mismo tiempo están llamados a aceptar los resultados de los comicios. A Seven Nation Comparison, University of Mucha gente se contenta en la vida con echar la culpa de todo lo que ocurre a «los políticos» y ahí se quedan. Lester W. Milbrath, un autor norteamericano de los años sesenta, proponía una larga serie de dicotomías para tratar de distinguir algunas de las formas que podía adoptar esa participación, a partir de una revisión general de los estudios empíricos que se habían formulado hasta entonces. Los otros seis se referían a la libertad de asociación de los ciudadanos para participar en los asuntos que fueran de su interés; a la más plena libertad de expresión; a la selección de los servidores públicos, con criterios de responsabilidad de sus actos ante la sociedad; a la diversidad de fuentes públicas de información; y a las garantías institucionales para asegurar que las políticas del gobierno dependan de los votos y de las demás formas ciudadanas de expresar las preferencias.6 Para Dahl, como para muchos otros, en efecto la representación inicial ha de convertirse después en una gran variedad de formas de participación, tanto como la participación electoral ha de llevar a la representación ciudadana en los órganos de gobierno. Había entre ambos conceptos una diferencia de matiz que tampoco debería pasar inadvertida para nosotros: tanto los antiguos como la gran mayoría de los pensadores modernos creían que la participación de los ciudadanos tenía que someterse a ciertas reglas de comportamiento para evitar que las asambleas condujeran al caos. Me refiero a los vínculos que unen la voluntad individual de tomar parte en una tarea colectiva con el entorno en el que se vive. Se trata, pues, de otra paradoja producida por la convivencia entre representación y participación: si la primera lleva a la elección del mayor número posible de autoridades, para asegurar que la voluntad popular esté detrás de cada uno de los cargos que exige la administración pública, la segunda exige que los representantes políticos refuercen sus lazos de coordinación, entre sí mismos y con la sociedad que los ha electo, para responder con mayor eficacia a las demandas cotidianas de los ciudadanos. Respuestas, 29 Han aceptado que hay opiniones distintas, y que la única forma civilizada de dirimirías es a través de los votos. ¿Cómo saber si una raíz es racional o irracional? No obstante, una vez que los partidos surgieron y se consolidaron, adquirieron una vinculación íntima con la . De modo que un desencuentro entre ambos procesos puede, por el contrario, disminuir las cuotas de participación, aunque el régimen la propicie y las gentes quieran participar. Los recursos al alcance de un gobierno no se constriñen, sin embargo, a los dineros. ¿Pero cuáles son las dosis de participación ciudadana que, a través de cualesquiera de sus cauces posibles, permiten a la postre la consolidación de la democracia? Decía que la participación podía ser autónoma, a partir de la voluntad estrictamente individual de las personas, animadas acaso por las necesidades de su entorno inmediato, o por invitación de algún tipo de empresario político encargado de sumar voluntades en favor de algún propósito en particular. Conversación con Franz Kreuzer, Tecnos, Madrid, 1984, p. 21 regreso, 19 Fernando es el proceso mediante el cual los ciudadanos manifiestan su aprobación o rechazo a las modificaciones, reformas, adiciones o derogaciones de la Constitución del Estado, las leyes o decretos que expida el Congreso del Estado, y los reglamentos que sean trascendentes para la vida pública. No se ha inventado otra forma más eficaz para darle sentido a la idea de la soberanía popular: los votos de los ciudadanos para elegir representantes comunes, es decir, la competencia abierta y libre entre candidatos distintos, obligados a representar al conjunto de los ciudadanos que conviven en una nación. Entre sus ensayos más conocidos se encuentran "La deuda política de México"; "Mirabeau o las circunstancias" y "En busca de la democracia municipal". No sólo es imposible que cada individuo participe en todo al mismo tiempo, sino que también lo es que todos los individuos desempeñen exactamente el mismo papel. Créditos: Cuartoscuro. Económica, México, 1942 regreso, 3 Aristóteles, La política, Libro Cuarto, Porrúa, México, La democracia participativa permite una participación ciudadana mayor que en democracia representativa pero menor que en la llamada democracia directa y equivalente en muchos de sus mecanismos a la democracia semidirecta. Pocos términos se usan con más frecuencia en el lenguaje político cotidiano que el de participación. La participación ciudadana se asocia con mecanismos de democracia directa, por ejemplo iniciativa de ley, referéndum, plebiscito, consulta pública, revocación del mandato, así como la integración de consejos ciudadanos en organismos públicos para el diseño o reorientación de políticas públicas. Tomando en cuenta la clave de esos roles jugados en las confrontaciones de gladiadores, se pueden extrapolar los tres roles de la participación política actual, que serán llamados: apáticos, espectadores y gladiadores. Aunque la participación ciudadana en general siempre "se refiere a la intervención de los particulares en actividades públicas, en tanto que portadores de determinados intereses sociales", Aunque la gente no participe siempre y en todas partes -ya vimos que eso es sencillamente imposible-, la consolidación de la democracia requiere mantener abiertos los canales de la participación y despiertos los valores que le dan estabilidad a ese régimen. Siempre hay, por lo menos, un liderazgo y algunos que aportan más que otros. La libertad de los individuos no se deja gobernar con facilidad, ni tampoco es posible anular sin más sus deseos de alcanzar la mayor igualdad. Los cauces de la participación ciudadana, V. Los valores de la participación democrática. Pero ser ciudadano en una sociedad democrática significa, además, haber ganado la prerrogativa de participar en la selección de los gobernantes y de influir en sus decisiones. La importancia que los partidos le otorgan a sus propios intereses, a su propio deseo de conservar el mando político por encima de los intereses más amplios de los ciudadanos constituye, de hecho, el argumento más fuerte que se ha empleado por los críticos del llamado régimen de partidos. Cabe aclarar que los instrumentos de participación ciudadana pueden ser estatales o municipales según la naturaleza del acto y tendrán que ser atendidos y resueltos conforme a lo establecido en las leyes estatales o reglamentos municipales aplicables. La organización departamental que acuñó el siglo pasado para Los modelos de democracia liberal y republicana toman el papel de la opinión y la voluntad como competencia entre actores (poder a nivel electoral) y como la voluntad colectiva de los ciudadanos "contra" el aparato estatal (autodeterminación descentralizada) respectivamente. Llegados a este punto, los matices democráticos comienzan a ser cada vez más fríos. En cambio, las democracias representativas o indirectas se caracterizan por otorgar mediante el voto, el poder político a representantes electos. Cuando aquella crítica a las formas tradicionales de representación democrática llegó al extremo de reclamar una democracia participativa capaz de sustituirla, olvidó por lo menos dos cosas: una, que la participación no existe de manera perfecta, para todos los individuos y para todos los casos posibles; olvidó los dilemas básicos que ya comentamos. La democracia participativa es aquella en donde se tienen en cuenta la voz y el voto. El presupuesto participativo fue adicionado en la última reforma a la Ley de Participación Ciudadana del Estado en marzo de este año; es el instrumento de participación ciudadana a través del cual se reconoce a los ciudadanos de los municipios la facultad de presentar propuestas para la realización de obras públicas para que sean valoradas y en su caso aprobadas por los Cabildos en el Presupuesto de Egresos Municipal. Estos modelos se complementan en la medida en que, bajo el modelo de democracia representativa, se busca que "yo", como ciudadano y a través del voto, autorice a un representante para que actúe en mi nombre, vele por mis necesidades y defienda mis intereses. Y la representación de la soberanía popular se habría convertido en otra forma de participación indirecta. En otras palabras: como todos tienen derecho a ser representados, pero no todos quieren que los represente la misma persona, deciden entonces ir a elecciones. Si para las antiguas ciudades griegas participar y representarse eran una y la misma cosa, y para el largo periodo medieval sólo cabía la representación de Dios a través de los reyes y su voluntad personal de escuchar a veces a ciertos representantes del pueblo, para nosotros ya no cabe la idea de la representación más que ligada al gobierno: nuestros representantes son nuestros gobernantes, y sólo pueden ser nuestros gobernantes si efectivamente nos representan. Más tarde vinieron los derechos políticos que ensancharon las posibilidades de participación de los ciudadanos en la elección de sus gobernantes. La primera dama de Estados Unidos, Jill Biden acompañó a Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente de México a los Fandangos por la Lectura que forma parte de la Estrategia Nacional de Lectura, en donde resaltó que ambas naciones comparten el entendimiento de que: la libertad de credo, de expresión y de . Cuando pienso moralmente no tengo que convencerme más que a mí; en política es imprescindible que convenza o me deje convencer por otros. Sin embargo, no todas esas posibilidades se manifiestan al mismo tiempo. En cambio, lo que ellos entendían como gobierno republicano estaba mucho más cerca de nuestra concepción democrática actual. Ya desde principios de los años setenta, Robert Dahl había sugerido un pequeño listado para constatar que las democracias modernas son mucho más que una contienda entre partidos políticos en la búsqueda del voto. Si nos atuviéramos a una visión simplista del régimen democrático, podríamos concluir que el mejor gobierno es el que resuelve todas y cada una de las demandas planteadas por los ciudadanos en el menor tiempo posible. La participación ciudadana. En realidad, tan imposible es dejar de participar - porque aun renunciando se participa -, como tratar de hacerlo totalmente. El mundo no padecería conflictos sociales ni sufriría la depredación creciente de sus exiguos recursos, por citar sólo los ejemplos más conocidos, si todos los seres humanos actuáramos sobre la base de lo que Max Weber llamó una ética de la responsabilidad (ética que, por cierto, le asignó especialmente a los políticos profesionales). En San Pablo los actos comenzaron a mediodía, en Largo San Francisco, frente a la Facultad de Derecho de la USP, con la convocatoria del Colectivo USP bajo la consigna "En Defensa de la Democracia . Los cambios que la cada vez más amplia participación ciudadana ha introducido en las prácticas de gobierno no se entenderían cabalmente, finalmente, sin el doble concepto de responsabilidad pública. Savater, op. Al final del siglo XX, han vuelto incluso los debates sobre los mandatos imperativos que, como vimos, acompañaron el surgimiento de los primeros atisbos de democracia. Pero en esas ciudades no había ninguna dificultad para distinguir entre representación y participación, porque la asamblea abarcaba a todas las personas que gozaban de la condición ciudadana. Ser libre, en cambio, es ser responsable. ¿Significa esto que sólo pueden ser representantes populares quienes ganen su puesto por unanimidad de votos? Ese era el riesgo que temían los griegos, y es el mismo que obliga a tener presente la responsabilidad de los ciudadanos frente a la construcción y la consolidación de la democracia. lo que significa es un cambio de fondo en las prácticas gubernativas que llevaron a separar, artificialmente, las ideas de representación y de participación como si no formaran el binomio inseparable de los regímenes democráticos. Respuestas, 33 Se trata de la primera idea cabalmente democrática que acuñó la humanidad y hasta la fecha sigue siendo la más importante de todas: arrebatarle el mando político, la soberanía, a un pequeño grupo de gobernantes para trasladarlo al conjunto del pueblo. LA DEMOCRACIA, I. Participación: los contornos de la palabra, II. Sartori - una transformación histórica fundamental":4 no sólo porque el concepto de soberanía se trasladó de las casas reales hacia la voluntad popular, sino porque los gobernantes y los estamentos dejaron de representarse a sí mismos para comenzar a representar los intereses mucho más amplios de una nación. En buena medida, la democracia es una forma de emancipación de las sociedades. En ellos cuentan tanto las leyes y los reglamentos que dan forma a las diferentes organizaciones gubernamentales, como las demandas individuales y colectivas de los ciudadanos que deciden participar. Una cosmovisión se puede aplicar a muchas realidades y situaciones: sus . De la congruencia de estímulos externos - surgidos del ambiente en el que tiene lugar la organización colectiva -, y de motivos individuales para participar, surge naturalmente la confrontación de opiniones, de necesidades, de intereses o de expectativas individuales frente a las que ofrece un conjunto de seres humanos reunidos. La comunidad política, que se comprende en la actualidad como Estado Nación, provee de derechos y deberes a sus ciudadanos. Y ciertamente, también, en las democracias modernas los ciudadanos suelen votar por los candidatos que les proponen los partidos políticos. Ya en otra parte habíamos distinguido esa forma de acercarse a los problemas públicos, de tomar parte en ellos, de cualquier otra forma de acción colectiva. N o importa su edad, color de piel, religión o país de procedencia. Para ello, existen diversos mecanismos, tales como: Ejercicio del voto (sufragio). O, en otras palabras, la idea de "concebirse como protagonista del devenir político, como miembro de una sociedad con capacidad para hacerse oír, organizarse y demandar bienes y servicios del gobierno, así como para negociar condiciones de vida y de trabajo; en suma, para incidir sobre las decisiones políticas y vigilar su proyección". Pero más allá del interés natural que esas críticas podrían despertarnos, lo que importa destacar en estas notas es que todas ellas parten de una sobrevaloración del papel desempeñado por los partidos políticos en las sociedades modernas. Mény, Yves y Vincent Wright, Center Periphery Relations in Westem Europe, Alíen and Unwin, Londres, 1985. Patricia . Esos espectadores, desde las tribunas, transmiten mensajes, advertencias y ánimo a los gladiadores y, en un momento dado, votan para decidir quién ha ganado una batalla específica. A Seven Nation Comparison, University of Chicago Press, Chicago, 1978. Ciudadanía y democracia son conceptos múltiples, dinámicos, y ambos implican derechos y . Y en particular, en lo que se refiere a los lazos entre representación y participación ciudadana. Después de las elecciones, los partidos han de convertirse en gobierno: en asunto de todos y, en Pero la democracia no se agota en las elecciones: continúa después a través de otras formas concretas de participación ciudadana, que sólo atañen tangencialmente a los partidos políticos. La participación suele ligarse, por el contrario, con propósitos transparentes - públicos en el sentido más amplio del término - y casi siempre favorables para quienes están dispuestos a ofrecer algo de sí mismos en busca de propósitos colectivos. Pero sin participación, sencillamente la democracia no existiría. A pesar de todo, la idea de la participación suele gozar de mejor fama que la otra palabra que sirve para explicar el funcionamiento de la democracia contemporánea: la representación. Ser ciudadano, en efecto, significa en general poseer una serie de derechos y también una serie de obligaciones sociales. Entre ocho puntos distintos, sólo dos de ellos aludían a esa condición necesaria, pero insuficiente. La participación no existe entre los anacoretas, pues sólo se puede participar con alguien más; sólo se puede ser parte donde hay una organización que abarca por lo menos a dos personas. Paradójicamente, sin embargo, ese método lógicamente impecable ha sido la fuente de numerosas dificultades para las democracias modernas. De ese equilibrio depende la llamada gobemabilidad de un sistema político que, generalmente, suele plantearse en términos de una sobrecarga de demandas y expectativas sobre una limitada capacidad de respuesta de los gobiernos. En Baja California se han presentado solicitudes de instrumentos de participación ciudadana, algunas con éxito otras no, los cuales constituyen precedentes ciudadanos de esfuerzo y perseverancia por lograr fortalecer nuestra democracia, algunos ejemplos que me permito citar son: la solicitud de plebiscito para la municipalización de San Quintín del año 2012; en 2015 la solicitud de un plebiscito municipal en contra del aumento a la tarifa del transporte público urbano en Mexicali; a su vez en 2015 el referéndum legislativo contra la reforma constitucional por el que se derogó la Ley de ISSSTECALI y se creó nueva normatividad reglamentaria; la iniciativa ciudadana solicitada por un grupo de la sociedad civil por la cual se creó el Sistema Estatal Anticorrupción en 2017; siendo ese mismo año en el cual se presentó una iniciativa ciudadana para reducir el financiamiento público de los partidos políticos en la entidad. que incluso pueden ser más complejas y más apasionantes. De ahí que, en rigor, las decisiones estuvieran realmente en manos de una minoría selecta. responder a las funciones de gobierno y los criterios de soberanía o de autonomía entre los ámbitos locales, regionales y nacionales de cada gobierno. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha afirmado frente a los gobernadores de los 27 estados del país que los manifestantes que asaltaron este domingo las instituciones . No sólo las que establecen las mismas instituciones generadas por la democracia, con la división de poderes a la cabeza, sino también formas específicas de participación ciudadana. Para ello, En el aula escolar se deben impartir conocimientos acerca de la participación democrática que luego puedan aplicarse con la comunidad o las instituciones que los gobiernan, y lograr así que los educandos tengan la plena autonomía de gestionar y de ser interlocutores en escenarios como la escuela, la comunidad y el municipio. Las revoluciones no son un ejemplo de participación ciudadana, sino de transformación de las leyes, de las instituciones y de las organizaciones que le dan forma a un Estado. Un gobierno democrático tiene que ser un gobierno responsable, en el doble sentido del término, Pero no puede llegar a serlo, paradójicamente, silos ciudadanos a su vez no logran establecer y utilizar los cauces de participación indispensables para asegurar esa responsabilidad. Ahora hay que agregar que sin esa forma de participación todas las demás serían engañosas: si la condición básica de la vida democrática es que el poder dimane del pueblo, la única forma cierta de asegurar que esa condición se cumpla reside en el derecho al sufragio. Savater, Política para Amador, Ariel, Madrid, 1992, p.41 regreso, 2 Cfr. Cada sociedad es distinta. En una democracia ideal la participación de la ciudadanía es el factor que materializa los cambios, por lo que es necesario que entre gobernantes y ciudadanos establezcan un diálogo para alcanzar objetivos comunes. Respuestas, 28 Dos términos que en las democracias modernas han dejado de significar lo mismo, pero que se necesitan recíprocamente: participación que se vuelve representación gracias al voto, y representación que se sujeta a la voluntad popular gracias a la participación cotidiana de los ciudadanos. Esto no quiere decir, sin embargo, que la participación ciudadana se agote en las elecciones. No es necesario ser gladiadores de la política para hacer que la democracia funcione. La participación política es el conjunto de acciones llevadas a cabo por los ciudadanos que no están necesariamente involucrados en la política de forma directa, y cuya acción pretende influir en el proceso político y en el resultado del mismo. ¿Qué musculos trabaja el puente invertido? La participación que realmente puede tener cabida en las sociedades modernas es la que comienza por la selección de representantes a través de los partidos políticos, y que sólo más tarde atraviesa también por las instituciones, las organizaciones políticas y sociales, y los ciudadanos que están dispuestos a defender sus intereses frente a los demás. ciudadanos se organizan para influir, de hecho participan en la vida política. Quien cree no participar en absoluto, en realidad está dando un voto de confianza a quienes toman las decisiones: un cheque en blanco para que otros actúen en su nombre. Y en ese sentido, la participación ciudadana en la democracia es también una forma de influir y de dejarse influir por quienes comparten la misma libertad de participar. Este instrumento es el idóneo también para consultar la creación o supresión de municipios. 7) Los niveles moderados de participación ayudan, también, a equilibrar el funcionamiento de los sistemas políticos que deben ser, a la vez, responsables y suficientemente poderosos para actuar. Como la democracia es una cosmovisión se rige por principios y no por reglas o fórmulas. Camps, op. Por ello, debe distinguirse la democracia moderna de la antigua. No eran muchos y, en consecuencia, podían hacerlo. En las democracias más avanzadas cada vez hay menos comunidades aisladas de toda influencia exterior - si es que las hay - , y cada vez son más complejos los problemas que el gobierno debe afrontar. Editorial, Madrid, 1992, p. 230 regreso, 5 Véase Norberto Bobbio, El futuro de la democracia, Fondo de Si los parlamentos habían arrebatado la soberanía a los monarcas, entonces los representantes no podían serlo más que de todo el pueblo pues, de lo contrario, mucha gente se hubiese quedado al margen de las decisiones más importantes. Esta emplea dicho poder para elegir a sus representantes y conformar instituciones. Para responder esta pregunta, es preciso volver al principio: funciona de acuerdo con el entorno político y con la voluntad individual de quienes deciden participar. Es obvio que a finales del siglo XX los problemas que afronta un gobierno son mucho más complicados que a principios del X[X; pero también lo es que el desarrollo tecnológico ha incrementado sus posibilidades de respuesta. Procesos todos que tuvieron lugar en distintos puntos del orbe durante el siglo pasado y que estuvieron ligados, finalmente, a la evolución del Estado y de las formas de gobierno, como los últimos recipientes de las tensiones y de los acuerdos entre los seres humanos. En el área urbana el 26.2% de los hogares viven en pobreza; el 5.7% en pobreza extrema y el 20.5% en pobreza relativa. En efecto, la participación ciudadana no aparece mágicamente en un régimen democrático, ya que el Estado debe construir las condiciones que permitan efectivizarla. En otras palabras: la participación ciudadana es indispensable para la democracia, pero una sobrecarga de expectativas o de demandas individuales ajenas a los conductos normales, paradójicamente, podría destruirla. Una virtud que no conocieron ni los griegos ni los romanos, enamorados de la libertad pero ignorantes de la verdadera compasión. No era lo mismo entregar el poder al pueblo, para que éste lo ejerciera a través de deliberaciones multitudinarias controladas por unos cuantos, que convertir al gobierno en una república: en asunto de todos. Pero olvidó también otra cosa: que la verdadera representación no puede existir, en la democracia, sin el auxilio de la forma más elemental de la participación ciudadana: los votos del pueblo. En el hogar democrático, ambas formas se entrelazan de manera constante, y en primer lugar, a través de los votos: la forma más simple e insustituible, a la vez, de participar en la selección de los representantes políticos. De aquí parten todos los demás criterios que sirven para identificar la verdadera participación ciudadana. La primera, aislada, ahonda las desigualdades y provoca las tiranías; la segunda oprime a la libertad y termina por aniquilarla. Dicho de otra manera: la participación entendida como una forma de controlar y moderar el poder inevitablemente otorgado a los representantes políticos. Todas ellas son formas ciertas de participación ciudadana hasta nuestros días, y todas cumplen aquel doble requisito de intentar influir en las decisiones políticas a partir de una decisión personal, pero también de respetar las reglas básicas que supone el Estado de derecho. No se puede participar para obtener, siempre, todo lo que cada individuo desea. La representación es un término insuficiente para darle vida a la democracia. Responsabilidad, tolerancia y solidaridad son valores públicos que se entrelazan, por último, con uno más amplio que los abarca: la justicia. Relaciona la participación con otros tres conceptos fundamentales de la teoría política: la representación, la legitimidad y la gobernabilidad. De ahí la enorme complejidad de ese término, que atraviesa tanto por los innumerables motivos que pueden estimular o inhibir la participación ciudadana en circunstancias distintas, como por las razones estrictamente personales - psicológicas o físicas - que empujan a un individuo a la decisión de participar. La soberanía reside en y fluye de las personas de un país. Con más frecuencia de la que quisiéramos, por el contrario, nos encontramos con formas de participación que tienden más a destruir que a construir nuevos espacios para el despliegue de las libertades humanas o para el encuentro de la igualdad. El afecto y la comunicación: Una madre o un padre democrático escucha y da importancia a lo que dice su hijo. Quizá tengan razón, Por eso la responsabilidad es la primera de las virtudes públicas que vale la pena considerar. Y no siempre han sido vistas con el mismo entusiasmo. La responsabilidad de los gobernantes constituye, en efecto, una de las preocupaciones centrales de las democracias modernas. Ya no es necesario insistir en que la clave de la participación no reside en los mecanismos institucionales que la hacen propicia, sino en el encuentro entre un ambiente político que empuje a tomar parte en acciones comunes y una serie de voluntades individuales. Por el contrario, solamente una minoría representativa se encuentra realmente disponible para hacer las veces de los gladiadores, mientras que la gran mayoría de los ciudadanos se concreta al papel del espectador. Algo que Victoria Camps ha llamado, en síntesis, virtudes públicas. Respuestas, 31 fiel a las ideas de Milbrath, pero también a los propósitos de este  - El Mostrador 0:00. 2) A pesar de ello, los gobiernos y las sociedades democráticas suelen mantener su funcionamiento adecuadamente e, incluso, consolidar esa forma de gobierno. No todos gozaban de la condición de ciudadanos. En Chile, la democracia tiene fuente constitucional, pues sienta sus bases en la Constitución Política de la República donde se establece la organización y atribuciones de los poderes públicos como también se reconocen y garantizan los derechos humanos. La participación ciudadana va hoy más allá, y supone la implicación de las personas y de los colectivos en la adopción de las decisiones que van a repercutir sobre sus vidas. En ese sentido, considero importante resaltar que dentro de las últimas reformas se establece la atribución de las Organizaciones de la Sociedad Civil y las Instituciones de Educación Superior del Estado para presentar iniciativas ciudadanas sin necesidad de contar con el apoyo de los 500 ciudadanos inscritos en la lista nominal. cit., p. 32 regreso. En una democracia, todas las personas merecen respeto y consideración. Masivas marchas en Brasil en defensa de la democracia tras el intento de golpe a Lula. ¿Cuáles son las principales características de la democracia? Ciertamente, los gladiadores juegan el papel principal, pero su actuación carecería de todo sentido si no fuera por los espectadores. De ahí la importancia de aquellas revoluciones americana y francesa de finales del siglo XVIII: nunca, antes de ellas, se había gestado un movimiento político de igual trascendencia para darle el poder al pueblo. Término difícil y polémico, que varios autores interpretan como una trampa para eximir a los gobiernos de las responsabilidades que supone su calidad representativa, pero que de cualquier modo reproduce bien las dificultades cotidianas que encara cualquier administración pública. Por eso ya no es suficiente que los gobiernos respondan de sus actividades exclusivamente ante los cuerpos de representación popular, sino también ante los ciudadanos mismos. La participación es también una búsqueda constante del reconocimiento como actores válidos frente a los procesos de paz. El plebiscito tiene por objeto consultar a los ciudadanos su aprobación o rechazo a actos del Poder Ejecutivo o de los Ayuntamientos que se consideren trascendentes para la vida pública del Estado. La participación ciudadana se asocia con mecanismos de democracia directa, por ejemplo iniciativa de ley, referéndum, plebiscito, consulta pública, revocación del mandato,​ así como la integración de consejos ciudadanos en organismos públicos para el diseño o reorientación de políticas públicas. Si se mira hacia todos los países del orbe y no sólo hacia el occidente de mayor desarrollo, se observará claramente que esa forma de gobierno sigue siendo privilegio de unas cuantas naciones. De ahí que tampoco celebraran elecciones para nombrar cargos públicos sino sorteos: todos los ciudadanos eran iguales y no había razón alguna para distinguir a nadie con el voto mayoritario. . La participación es, en ese sentido, un término grato. Es imposible saberlo, pues ni siquiera conocemos con precisión en dónde está la frontera entre los estímulos sociales y las razones estrictamente genéticas que determinan la verdadera conducta humana. La principal característica de la participación es el ejercicio legítimo y autónomo, como iniciativa permanente para encontrar alternativas de solución hacia la construcción de la paz. Pero tampoco debe perderse de vista lo que hemos repetido a lo largo de las páginas anteriores: la verdadera participación ciudadana es el encuentro entre algunos individuos que libremente deciden formar parte de una acción colectiva y de un entorno que la hace propicia. No digo que aquellas críticas sobre los partidos sean falsas. Pero también nacieron los partidos políticos: la forma más acabada que ha conocido la humanidad para conducir los múltiples intereses, aspiraciones y expectativas de la sociedad hacia el gobierno, y también para hacer coincidir las distintas formas de representación democrática con las de participación ciudadana. Popper, Karl, Sociedad abierta, universo abierto. Si la representación y la participación se separaron como consecuencia del desarrollo político de la humanidad, las sociedades de nuestros días las han vuelto a reunir a través del ejercicio cotidiano de las prácticas democráticas. Tipos de participación. Jacqueline Peschard, La cultura política democrática, Cuadernos de Pero ya hemos dicho que las elecciones no agotan la participación ciudadana. De modo que la verdadera participación, la que se produce como un acto de voluntad individual a favor de una acción colectiva, descansa en un proceso previo de selección de oportunidades. La articulación de estos procesos participativos de . Se trata de una transformación que está afectando muchas de las viejas rutinas burocráticas y que está obligando, también, a entender con mayor flexibilidad las fronteras que separaban las áreas de competencia entre los gobiernos nacional, estatal y local. En esta forma de gobierno se emplean mecanismos de participación colectiva en la toma de las decisiones fundamentales. consecuencia, han de someterse a los otros controles ciudadanos que también exige la democracia. De aquí el primer dilema que plantea el término: no todos quieren participar aunque puedan, y no todos pueden hacerlo aunque quieran. Chicago Press, 1978, p. 46 regreso, 8 Algunos especialistas opinan que no es lo mismo la De modo que las democracias modernas se mueven entre ambas aspiraciones, en busca de aquel equilibrio entre demandas y capacidad de respuesta; entre participación ciudadana y capacidad de decisión del gobierno. Legitimar decisiones gubernamentales. Está en la doble dirección que ya anotábamos antes: no es lo mismo participar para hacerse presente en la integración de los órganos de gobierno que hacerlo para influir en las decisiones tomadas por éstos, para tratar de orientar el sentido de sus acciones. Pero además, la metáfora empleada por Milbrath permite relacionar los diferentes roles que eligen los ciudadanos para tomar parte en la democracia. Cada ciudadano, de forma individual, tiene poder real en la toma de decisiones. La legitimidad es, en ese sentido, la clave de la obediencia. El Instituto Estatal Electoral de Baja California promueve el involucramiento de todos los sectores de la sociedad en los temas democráticos, por lo cual elaboró un proyecto de nueva Ley de Participación Ciudadana del Estado, resultado del esfuerzo realizado en encuentros ciudadanos, foros con jóvenes, así como reuniones con el sector empresarial y los representantes de los partidos políticos, el cual busca generar certeza en la materia. 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Y es en este sentido que las campañas políticas sintetizan el momento más claro de participación ciudadana, en tanto que el abanico de candidatos y de propuestas partidistas suele coincidir con el deseo de al menos una buena porción de los ciudadanos, dispuesta a expresar sus preferencias mediante el voto. Respuestas, 41 De ahí que la mayor parte de los países que paulatinamente fueron adoptando la formación de parlamentos democráticos haya prohibido, expresamente, el uso del mandato imperativo. Cada demanda satisfecha generaría otras nuevas, mientras que los medios al alcance del gobierno estarían irremediablemente limitados, en el mejor de los casos, a la dinámica de su economía. Alrededor 2 mil integrantes de diversas etnias han muerto por enfermedades asociadas a Covid19, denunció este domingo la comunidad de... López Obrador quiere regularizar millones de automóviles “chocolate” en México, aunque autoridades federales investigan a un “cartel aduanal” que se... 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Con el poder de la gente y de Internet, el trabajo de los gobiernos puede ser mucho mejor. Merino es actualmente profesor-investigador en el Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México y preside el Consejo Directivo del Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública. Principios de convivencia que deben aplicarse también en la familia. Pronto lo sabremos. Con la democracia los pueblos se quedan solos ante si mismos: ya no hay reyes, ni dictadores, ni partidos totalitarios, ni ideologías cerradas que ayuden a resolver las demandas o a responder las preguntas que nos hacemos. Los tres pilares de la institucionalidad invadidos por la irracionalidad.

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